Cartago: Cuna de la Historia Costarricense

Heiner Fallas periodista May 24, 2025

De capital colonial a símbolo de tradición, fe y resiliencia nacional.

Cartago, la ciudad más antigua de Costa Rica, es un verdadero tesoro histórico. Fundada en 1563 por el conquistador español Juan Vázquez de Coronado, Cartago fue la capital del país durante la época colonial hasta 1823. Ubicada al pie del majestuoso volcán Irazú, esta ciudad ha sido testigo de algunos de los acontecimientos más importantes del país.

Durante más de dos siglos, Cartago fue el centro político, económico y religioso del territorio costarricense. Su arquitectura colonial, hoy en gran parte perdida por los terremotos, especialmente el de 1910, albergó importantes instituciones religiosas como la Catedral de Nuestra Señora del Carmen y la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles, esta última convertida en lugar de peregrinación nacional.

La historia de Cartago está marcada por su papel clave en la independencia de Centroamérica y la posterior decisión de trasladar la capital a San José, lo que causó tensiones internas, como la Guerra de Ochomogo en 1823. A pesar de perder su estatus como capital, Cartago nunca perdió su importancia cultural ni espiritual. Hoy, continúa siendo un bastión de identidad costarricense, con profundas raíces católicas, tradiciones centenarias y un fuerte vínculo con la historia nacional.

Además de su legado colonial, Cartago destaca por su desarrollo agrícola y su papel en la modernización del país, siendo una de las primeras ciudades conectadas por ferrocarril y con acceso a la electricidad en el siglo XIX.

Visitar Cartago es recorrer las páginas vivas de la historia de Costa Rica. Entre ruinas, iglesias y plazas, se respira el orgullo de una ciudad que, aún con cicatrices del pasado, sigue de pie como emblema de la memoria y el alma costarricense.

La Reina de los Ángeles: Fe y Milagro en el Corazón de Costa Rica

La aparición de "La Negrita" y su legado espiritual en la historia de Cartago y la nación.


La historia de la Virgen de los Ángeles, cariñosamente conocida como “La Negrita”, es uno de los relatos más arraigados en el alma del pueblo costarricense. Su leyenda nace en Cartago, el 2 de agosto de 1635, cuando una joven indígena llamada Juana Pereira encontró una pequeña imagen de una virgen negra con el niño Jesús en brazos, sobre una roca en un manantial en las afueras de la ciudad.

La imagen desapareció misteriosamente varias veces del hogar de Juana y siempre regresaba al mismo sitio donde fue hallada. Este fenómeno fue interpretado como una señal divina: la Virgen deseaba quedarse allí. La Iglesia católica, al conocer los hechos, declaró el sitio como sagrado y posteriormente se construyó una ermita, que con los años se transformó en la imponente Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles, actual santuario nacional.

Desde entonces, la devoción hacia la Virgen de los Ángeles ha crecido de manera extraordinaria. En 1824 fue declarada oficialmente patrona de Costa Rica, y en 1926 el Papa Pío XI le otorgó la coronación canónica. Cada año, millones de personas de todo el país y del extranjero participan en la romería hacia la basílica, una caminata de fe que culmina cada 2 de agosto, fecha en que se conmemora su aparición.

El fervor por “La Negrita” va más allá de lo religioso. Para muchos costarricenses, representa unidad, esperanza y protección. Su imagen se encuentra en hogares, oficinas y vehículos, y su santuario en Cartago es uno de los sitios más visitados del país. Además, el manantial donde fue hallada aún fluye dentro de la basílica, y los fieles recogen su agua como símbolo de bendición y sanación.

La Reina de los Ángeles no es solo una figura de veneración; es parte del alma colectiva de una nación que, en medio de los cambios del tiempo, mantiene viva su tradición de fe y gratitud. Su historia es parte inseparable de la identidad costarricense y un puente entre el pasado indígena y el presente católico del país.


Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles

Esta fotografía muestra la imponente fachada de la basílica, un ícono arquitectónico de estilo bizantino que alberga la venerada imagen de "La Negrita", patrona de Costa Rica. Cada año, miles de peregrinos visitan este santuario durante la tradicional romería del 2 de agosto.